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La Corona de un gran rey “CAÑARI”
En 2012 National Geographic publicó un reportaje sobre una corona de oro, que representa al sol.
La joya fue encontrada en una tumba de Chordeleg, cerca de Shabalula (Sigsig) en 1852, actualmente provincia del Azuay. Junto a ella hallaron diversas joyas y placas labradas en oro.
Pocas de las obras han sobrevivido al pillaje, pero, se salvó la corona. Expertos han determinado que la corona de Shabalula no es inca, como se había pensado, sino cañari.
La inestimable joya fue regalada por García Moreno a la Reina Victoria de Inglaterra en 1862 como prueba de admiración al Reino Unido y según algunos afirman, con la esperanza de convertir al Ecuador en protectorado inglés.
Se sabe que los cañaris al mando del rey Duma, opusieron gran resistencia a los incas que al mando de Tupaq Yupanqui, aproximadamente en 1460, avanzaron sobre su territorio en son de guerra.
Los dos gobernantes reales llegaron a una “paz sin sometimiento”, pero los del Cuzco, inseguros de la paz condicionada, exiliaron a gran cantidad de la población, cuyos descendientes aún viven en regiones peruanas.
La joya de la nobleza nos lleva a una gran reflexión sobre el conocimiento de la importancia del culto solar que se sobrepone al de la luna y que expresa una complejidad social y política mayor y anuncia el aparecimiento de sitios urbanos.
El estudioso H. Cabrera, habla de la fortaleza del rey Duma, cercana a la cueva de Shobshi donde se encuentra “la gran muralla de piedra tallada que rodeaba la fortaleza del soberano: es la estructura más grande de la cultura Cañari”.
Desde un punto alto se distinguen divisiones dentro de las ruinas, una parte habría sido dedicada al soberano, su familia y servidumbre, la otra, a la tropa.
El río Sangurima, bautizado como Santa Bárbara por los españoles, y una profunda quebrada a los dos lados, flanquean el sitio como protección natural. El recinto está conectado por un sendero con otras construcciones líticas de Shabalula que tienen forma de herradura, encerrando un patio interior, ¿se trataba del templo?.
No solo el palacio y el templo fueron señales de un asentamiento urbano, también los son los diversos oficios de la población dedicados a la corte.
Entre los cañari había gente muy habil con sus manos que daba esplendor a los nobles señores: joyas, tejidos, objetos de madera, cuero, adornos de plumas, fina cerámica,que provenían de Chordeleg, Gualaceo, Paute y otras poblaciones cercanas a Shabalula.
El carácter sagrado del poder se expresó en las gigantescas figuras del cóndor labradas en la roca de las altas cimas de la montaña, en los observatorios del cielo, y en el ábaco cañari que usaron para llevar cuentas reales. Todas esas obras grandiosas las tenemos en la mayoría de montañas sagradas cañaris inclusive en los meandros de aquel río en donde labraron las formas sagradas de su dios primigenio. Esto se lo encuentra en la Parroquia de Tarqui en la ciudad de Cuenca en el río homónimo de la parroquia que en sus antiguos meandros se puede distinguir las dos guacamayas sagradas de los cañaris.
No ha sobrevivido la tercera condición para considerar a Shabalula como centro urbano: la presencia de alguna forma de escritura, más el cronista Cabello de Balboa apunta que próximo a su muerte Wayna Qapaq mandó que se trazaran ciertas líneas de colores en una especie de bastón de madera que expresaran sus últimas disposiciones, muy posiblemente esta “escritura”, haya sido la escritura de los cañari.
Una demanda por la corona de la cultura Cañari que está en Inglater
Organizaciones indígenas, así como la Prefectura de Azuay y la Alcaldía de Sígsig, han planteado una demanda internacional ante los representantes del “Royal Collection Trust”, para que se devuelva la corona de oro que fue llevada a Inglaterra en 1862 por el entonces presidente Gabriel García Moreno.
Una década antes la reliquia fue encontrada en la zona de Shabalula, actual cantón Sígsig. A lo largo de la historia se trazaron dos teorías sobre el origen de esta pieza y aunque en un inicio se habló de un origen incaico, investigaciones modernas realizadas en la segunda mitad del siglo XX determinaron que se trata de una corona de la cultura Cañari.
Actualmente, esta joya prehispánica reposa en el “Royal Collection Trust”, una institución que gestiona la colección de arte privada de la familia real británica.
Forma parte de ese conjunto desde que García Moreno llevó la corona hasta Inglaterra y se la obsequió a la reina Victoria, tatarabuela de la actual soberana, la reina Isabel II.
Entre las organizaciones que presentaron la demanda están la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, CAOI; la Confederación de los Pueblos Kichwas del Ecuador, Ecuarunari; así como la Prefectura de Azuay y la Alcaldía de Sígsig.
El exprefecto Yaku Pérez manifestó que es un precedente para el pueblo Cañari y “no es una demanda por el valor metálico de la corona sino porque representa la iconografía, la jerarquía de nuestros pueblos e irreversiblemente tiene que volver a nuestro país, atribuyendo la pertenencia de esta pieza de oro al Cacique Duma”.
Pablo Uyaguari, alcalde del cantón Sígsig, resaltó el valor de la corona y mencionó que junto con las demás organizaciones darán el seguimiento respectivo hasta que se pueda devolver lo que “fue sustraído a nuestros ancestros”.